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miércoles, 12 de enero de 2011

Hoy recuerdan a las 300,000 víctimas del terremoto en Haiti


Por Jacqueline Charles
jcharles@MiamiHerald.com
Fuente, http://www.elnuevoherald.com/

Dolores Dominique Neptune no puede mirar la lista de nombres ni visitar el complejo familiar, donde hace un año, a las 4:53 de la tarde, su hijo, una cuñada y dos cuñados, perecieron cuando sus hogares se desplo- maron durante el terremoto.

Pero la ex banquera, madre y sobrevi- viente del movimiento telúrico, se ha lan- zado a una cruzada personal para identi- ficar a los muertos en un país donde los recuerdos son el único depósito para las 300,000 almas que se perdieron en el sismo.

Un año después del terremoto, un número desconocido de víctimas sigue sepultado bajo los escombros. Neptune, al menos, pudo encontrar el cuerpo de su hijo un día después del desastre y darle una sepultura apropiada. Jean-Olivier Neptune tenía 24 años. El día del sismo fue su primer día en su nuevo trabajo.

"¿Cuántas madres no tuvieron esa oportunidad?", dijo. "Me siento como si tuviera 300,000 familiares que murieron y que no fueron sepultados de una manera apropiada. Mientras esto no se haga, no podemos llorar de la manera correcta, no podemos llevar el duelo de la manera correcta''.

El miércoles, mientras el mundo y los haitianos recuerden los 35 segundos más horrososos del hemisferio, esta nación tratará finalmente de identificar a sus muertos. Un registro oficial de los muertos y desaparecidos se dará a conocer en cada una de las comunidades afectadas por el sismo de magnitud 7.0, con la esperanza de que a los desaparecidos por fin se les asignen nombres.

"Han permanecido anó- nimos'', dijo el reverendo Reginald Jean-Mary, que encabeza una de las mayo- res congregaciones de católicos haitianos en Miami. Lo calificó de un ‘‘momento significativo'' en su país.

"Las familias sufren en silencio. Esto dará una sensación de identifica- ción y de respeto a los muertos, una sensación de sanación''.

El martes, en la univer- sidad privada de Notre Dame, católicos, protes- tantes, practicantes del vudú y no creyentes se reunieron en un servicio ecuménico. Mientras algu- nos oraban y lloraban, otros celebraban la vida: el renacimiento de un famoso distrito comercial, el Mercado del Hierro, destruido por el sismo.

Pero fue en la ladera de una colina, al norte de la capital, donde Haití pro- curó iniciar el proceso de sanación mientras se enfrentaba al horror de aquel día. Cientos de dimi- nutas cruces de madera marcaban el sitio donde 200,000 haitianos fueron depositados en tumbas colectivas.
En la cima de la colina, una sola cruz de madera de gran tamaño, envuelta en un paño de color púr- pura.

"Todos nosotros lleva- mos encima esos 35 segun- dos: hombres y mujeres de Haití, adultos y niños cayeron por todas partes, en el trabajo, en la escuela, en la iglesia, en la calle. Queremos decirle a toda esa gente: ‘Los recor- damos; nunca los olvida- remos' '', dijo sombría- mente el presidente René Préval.

Ese día, dijo, el país no tuvo otra opción que ente- rrar apresuradamente a los muertos, enviándolos en camiones de basura del gobierno hacia la árida ladera.

"El dolor es pesado'', dijo Préval. "Aquí, pode- mos darles dignidad a todos ellos. Podemos orar y cantar por aquellos que nos han dejado''. Read more:

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