Grisbel Medina R.
sonriete_gris@hotmail.com
Fuente, http://www.listindiario.com/
Haití es uno de los mercados más importantes para empresarios y empresas de República Dominicana. Gente de este lado es próspera gracias al pueblo haitiano. Hace décadas que la mano de obra haitiana levanta las paredes de la infraestructura nacional: aparte de sembrar y cosechar los vegetales que nos comemos. En la residencia que usted menos piense, cocina una mujer haitiana. Y qué decir del empresariado azucarero que amasó fortuna a base de las costillas de los cañeros haitianos; hoy sin nombre, sin identidad, sin salud, sin futuro.
La otra cara del asunto se advierte en los municipios de la frontera donde haitianos y dominicanos conviven con la hermandad del buen vecino. En los hospitales de este lado se atiende a las parturientas haitianas. El tema sanitario pudiera mejorar si los patrones dominicanos no se beneficiaran de la informalidad en las contrataciones de obreros haitianos.
Tanto de este lado como del otro se adoptan posturas que terminan afectando a los hijos de machepa, sean dominicanos o haitianos. El pataleo del parlamento haitiano por la oportuna y vital solidaridad mostrada por RD luego del huracán Mathew, deja un amargo colectivo por la respuesta ingrata de quienes ostentan el poder económico y una parte del político en Haití.
Cuando allá se registró el letal terremoto del 2010, República Dominicana fue la primera nación en decir estoy presente, con las manos llenas de todo tipo de apoyo. A seis años de la tragedia, Haití todavía espera erogaciones monetarias prometidas de potencias internacionales.
Censurar la solidaridad dominicana tildándola de atentado a la soberanía haitiana -por la presencia de militares nacionales- es una acusación de mal gusto a un país que luego del ciclón que volvió a azotar la pobreza y a desnudar el dolor haitiano, envió más de 500 camiones con ayuda humanitaria, aparte de equipos de trabajo para la reconstrucción vial y eléctrica. Los pueblos padecen las excentricidades de sus gobernantes, de sus ricos, de quienes ostentan el poder. Ocurre de este y el otro lado de la isla.
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