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lunes, 24 de septiembre de 2018

El turismo masivo amenaza

Ciudad de México, un ejemplo de cómo las capitales son abarrotadas a diario por los visitantes. Foto: Karel Miragaya/123rf
Por F. Martin

Servicio de TTC.- Un fenómeno planetario que no se detiene amenaza las playas tropicales, las ciudades antiguas y modernas, las regiones montañosas, los bosques y los polos.
No es el cambio climático, sino el turismo masivo.

El turismo masivo involucra a decenas de miles de personas que van al mismo centro vacacional a menudo en la misma época del año. Algunos expertos estiman que estos tipos de vacaciones suelen ser lo opuesto al turismo sostenible, el turismo extremo y el turismo ecológico.
También piensan que de manera paradójica el desarrollo del turismo de masas es paralelo al desarrollo y al avance de la tecnología.
Por ejemplo, atribuyen parte de la culpa al transporte y a la comunicación por Internet, ambas fáciles de conseguir y en sus respectivos perfiles, muy rápidas.  Internet permite al turista investigar, descubrir y reservar e incluso pagar sus vacaciones en línea, lo que contribuye al aumento del turismo de masas.
La industria del transporte ayuda a un gran número de personas a viajar en un corto espacio de tiempo a lugares de interés para el ocio, de modo que un mayor número de personas pueda comenzar a disfrutar de los beneficios del tiempo libre.
Cualesquiera que sean las causas, el fenómeno es real y muchos especialistas están de acuerdo en que no se debe tomar a la ligera.
Según un artículo reciente en la revista digital Ozy, vinculado al Financial Times de Londres, la Antártida se ha convertido, por ejemplo de un lugar muy remoto solo visitado por investigadores y aventureros que fue a convertirse en un gran problema de turismo de masas.
“Un boom turístico se cierne sobre el horizonte de la Antártida: decenas de miles de turistas adicionales al año, más un creciente número de buscadores de yates y aviones, podrían gravar un entorno frágil que ya está estresado por el calentamiento global”, advirtió la revista digital.
Según las estadísticas, dos docenas de naves de clase polar se presentarán en los próximos años. Por esa razón, los operadores turísticos esperan que el número de visitantes se eleve un 40 por ciento por encima del récord de 52,000 establecido durante el verano más reciente en el polo sur.
El turismo de masas crea presiones ambientales intensas debido al hecho de que dicha actividad involucra a un gran número de turistas en áreas pequeñas.
Es lo que ocurre con “Antarctica XXI, una empresa chilena que también está construyendo un buque para llevar pasajeros a las escénicas Islas Shetland del Sur en paquetes de crucero aéreo de una semana desde $ 11,000. O, por $ 84,000.
Por su parte, otra entidad, la White Desert puede sacarlo de allí al ofrecer Ciudad del Cabo en un jet Gulfstream en un safari de ocho días hasta el Polo Sur, deteniéndose para ver pingüinos emperadores más allá del alcance de la mayoría de los cruceros”, agrega el artículo.
Si el turismo de masas se considera una enfermedad, el turismo sostenible podría verse como medicina.
El turismo sostenible es el concepto de visitar un lugar como turista e intentar tener un impacto positivo sobre el medio ambiente, la sociedad y la economía, aunque ello sea complejo de conseguir.

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