Ejemplos hay de sobras y el pasado no está tan lejos
José Alfredo Espinal
joseespinal.hoy@gmail.com
Santiago. – Tras ganar las elecciones en el año 2004, nadie pensó jamás que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) iba a saltar de la casilla No. 1, a la No. 3. También era una locura pensar que en la actualidad el otrora poderoso partido morado recibiría tanto rechazo popular, lo que se ha evidenciado en los dos últimos procesos electorales a nivel presidencial, congresual y municipal.
Hoy, en cambio, goza del poder el Partido Revolucionario Moderno (PRM). El PRM no solo controla el Poder Ejecutivo, sino los poderes legislativo y municipal también. Ese poder que resulta, en ocasiones, un poco peligroso, si quienes lo ostentan no actúan con verdadera humildad no simplemente con poses de farsantes.
El poder permite revelar de mucha gente su interior jactancioso, cruel, mezquino e ingrato. Esa presunción de muchos, como algunos peledeístas en su momento, que nunca imaginaron que hoy estarían fuera de la administración pública y con pocas posibilidades de regresar si no renuevan sus estrategias.
Pero realmente no se trata de partidos y mucho menos de la política, sino de la propia gente. Aquella que se cree superior al bien y al mal por un carguito que le otorga el pueblo cada cierto tiempo.
El ingrato y petulante que ha olvidado que el poder es pasajero, que eche una miradita hacia atrás. Porque todo tiene su tiempo debajo del sol, el castigo para los desobedientes vendrá más tarde que nunca.
“Quien no vive para servir, no sirve para vivir”, Madre Teresa de Calcuta
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