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lunes, 27 de agosto de 2018

Viajar destruye mitos y prejuicios

Es cierto, viajar destruye mitos y prejuicios, ensancha la mente y nos conecta con otros individuos de formas maravillosas.
Por César Román

Ya estoy de vuelta en Nueva York de regreso de mi más reciente travesía por Helsinki, Finlandia. Mi viaje me demostró una vez más que cuando nos ponemos en contacto con otras culturas se debilitan nuestros prejuicios.

La ciudad está a la orilla del mar Báltico, su arquitectura al igual que su gente, es poseedora de una elegante sencillez.

Al llegar, tomé el autobús hasta la ciudad, localizada a unos 26 minutos del aeropuerto. La puntualidad de los medios de transportación es impecable. Una vez en el centro de la ciudad el conductor del autobús me dijo que podía caminar hasta el hotel, el cual quedaba a unos veinte minutos, y así lo hice. El Scandic Gran Marina está sumamente bien localizado y de ahí pude llegar a la Plaza del Senado y contemplar el Duomo, símbolo de la ciudad, desde donde tomé una excursión para recorrer la capital. El recorrido te lleva por los principales lugares de interés y entre los edificios sobresale la catedral de Uspenski, la catedral ortodoxa más grande de Escandinavia, con sus cúpulas doradas, las cuales despuntan en el horizonte.

Cerca del hotel está el Mercado Central. Aquí me detuve a comer una deliciosa sopa de pescado con papas, zanahorias y especias. En frente hay una piscina, un sauna y en el techo se encuentra un bar desde donde se divisa la ciudad, se puede ver el atardecer y degustar unas copas. Una cerveza local, Lapin Kulta refrescó mi paladar, y la vista del mar y de la ciudad me dio una mejor perspectiva sobre la misma.

Al día siguiente, luego del paseo en barco por la ciudad me fui al parque en la noche, al lado de La Explanada, una de las principales arterias comerciales de la ciudad. Varios kilómetros de una línea recta atraviesan la ciudad donde se encuentran restaurantes, tiendas y cafeterías. Alcancé a escuchar unas notas de Salsa y, efectivamente, había una orquesta cubana tocando en el parque. La gente se aglomeraba a su alrededor y yo busqué espacio, hasta que pude llegar donde estaba una hermosa rubia finlandesa para invitarla a bailar. ¡Cuánta gracia ! La música y el baile también nos unen y fragmentan los estereotipos.

Seguí caminando y había otro conjunto de músicos sudamericanos que tocaron Cumbia y Lambada. Todos bailaban y movían las caderas. Más adelante había un señor tocando el violín interpretando “ My Heart Will Go On “, el tema del film Titanic, luego dos guitarristas tocaban Garota de Ipanema y otros temas de Bossa Nova. Todos bailaban, bebían celebraban en la calle, en los restaurantes, sentados en la grama…`

Entonces, murmuré para mis adentros sobre lo iguales que somos los seres humanos en todas partes del mundo; todos queremos divertirnos, amar, sentirnos seguros, tener libertad y florecer junto a los nuestros. Entonces concluí que es difícil juzgar a las personas de otras nacionalidades por la idea que nos venden los medios y algunas historias truncas que nos cuentan algunos allegados.

Esa noche tuve una mejor idea sobre los finlandeses. El renombrado psicólogo social holandés Ap Dijkesterhuis dice: “Viajar nos anima a dejar las ideas negativas sobre los otros”.
Es cierto, viajar destruye mitos y prejuicios, ensancha la mente y nos conecta con otros individuos de formas maravillosas, al descubrir la verdadera esencia de lo que somos y no la que nos han vendido para tratar de clasificarnos y separarnos.

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