Pedro Dominguez Brito
Especial/Noticias A Tiempo.Net
E-mail: josemlct11@hotmail.com
Siendo juez laboral, conocí el caso de una doncellita que trabajaba en un bar. Demandaba a su antiguo empleador por despido injustificado. En cambio, su ex jefe alegaba que la botó porque la susodicha aruñó y “navajeó” a una dócil e inocente compañera de labores.
Llegó el día de la audiencia. El tribunal estaba lleno de simpatizantes de las partes, incluyendo a la Jack Veneno y a la Vampiro Cao. Temía que allí se repitiera lo del bar, con el ingrediente de que las dos princesitas tenían refuerzos.
Llamé, en primer lugar, a la demandante para interrogarla. Luego de preguntarle sus generales, le pedí que levantara su mano derecha, y levantó la izquierda, y le dije que era la otra, y se apareció la otra, la del pleito, y por poco se arma de nuevo.
Luego de elevar la extremidad superior correcta, y antes del juramento de rigor, me dijo: “¿anda, qué tú quiere, mi amoi?”.
La solemnidad que debía mantener en el tribunal prometía derrumbarse, sobre todo por las risitas de los presentes. ¡Respete este lugar! -le expresé indignado-, y ella me contestó: “lo que tú desee, mi amoi”. Y al hacerlo, colocaba el puño de su mano derecha en la cintura, y se meneaba coqueta, como una culebrita.
¿Dónde se cree usted que está?, le grité incómodo. “Delante de tí, mi amoi”, respondió con desparpajo. Me revestí de paciencia, conté hasta veinte, y recuperé la calma. Opté por iniciar las preguntas.
- ¿Por qué usted fue despedida del bar?
- Poi envidia, poique yo era la que má gutaba.
- ¿Qué hacía usted allí?
- De to, don Juez, de to.
- Hablemos de la pelea: ¿qué sucedió ese día con su amiga?
- En el bai dicen que yo pelié, pero eso es embute, yo soy una mujei pacífica.
- ¿Cómo que pacífica? ¿Y todos esos moretones y cortadas que usted tiene en la cara?
- ¡Ay, don juez, mi amoi, (y seguía con el condenado meneíto) eso es poi lo que hago poi la noches con mi macho o con aiguno cliente, pero eso no es peliai, pa que ute lo sepa!
Y en ese instante le ordené que se retirara, que no permitiría una burla así en la sala de audiencias. Luego pedí un receso, llegué a mi despacho y me reí como nunca.
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