
Máximo Laureano no está solo; eso deben tenerlo muy claro quienes pretenden descalificar su trabajo y lanzar lodo sobre su bien ganada reputación.
La corrupción en el periodismo está adquiriendo ribetes nauseabundos. Especialmente en el gremio periodístico cada quien sabe de las debilidades del otro. Sin embargo, hay algo sagrado, que no debe nunca poner en entredicho la labor de informar ni convertirse en amenaza para la seguridad del reportero: los periodistas están obligados a contar la verdad, por encima de cualquier otro interés.Este preámbulo tiene relación con lo que ha ocurrido con el reportero de CLAVE y Clave Digital en Santiago, Máximo Laureano, quien escribió un texto periodístico en la edición de la pasada semana, dando cuenta de los programas, periodistas y otras personas que reciben dinero mensual de la Alcaldía de Santiago, como pago por publicidad, legítima y no legítima, en donde se evidencia el control que mantiene el actual alcalde José Enrique Sued de los medios de comunicación de la provincia por vía de la promoción pagada, necesaria o no, del cabildo.
Luego de publicado el reportaje, que apareció en la página 4 bajo el título “Cuidar imagen de Sued vale 6.7 millones al mes”, se ha desatado una verdadera cacería contra Máximo Laureano, de parte de algunos de sus propios colegas que aparecen en la lista, aduciendo que nuestro reportero rompe el pacto, especie de omertad, entre los periodistas.
Estos periodistas, los que reciben alguna paga de la alcaldía de Santiago sin ejercer a cambio ninguna labor, que no son todos en la lista publicada, quieren confundir lo que debe ser la legítima solidaridad entre colegas con una especie de complicidad que busca esconder lo mal hecho. Los que sí llevan a cabo una labor justificada o tienen contratos de publicidad con la debida transparencia, no deben sentirse ofendidos ni tienen nada que esconder. Quien nada debe, nada teme.Pero ¿Cómo justificar el pago de publicidad a programas que no están en el aire? ¿Qué anuncia la Alcaldía de Santiago? ¿Qué necesidad tiene el alcalde de Santiago de dedicar casi 7 millones de pesos mensuales a promoción? ¿Cómo puede negar el alcalde que está destinando el dinero público para la compra de silencio y aprobación en los medios de comunicación o para garantizarse un trato especial de parte de medios y periodistas?Máximo Laureano, reportero de Clave y Clave Digital, merece todo el respeto de sus colegas y de la ciudadanía, por decir con datos, nombres y apellidos, los programas y periodistas que han hecho negocio con el alcalde. Algunos negocios son legítimos y otros no se sustentan, como puede observarse en la lista que publicó el semanario CLAVE la pasada semana.Si Máximo Laureano ha faltado el respeto a alguien, que sea sometido por difamación y con los procedimientos de ley, pero que no haya inventos que desnaturalizan el trabajo periodístico ni agresiones físicas, que no son parte de los métodos de discusión o debate democrático. Máximo Laureano no está solo; eso deben tenerlo muy claro quienes pretenden descalificar su trabajo y lanzar lodo sobre su bien ganada reputación.
La corrupción en el periodismo está adquiriendo ribetes nauseabundos. Especialmente en el gremio periodístico cada quien sabe de las debilidades del otro. Sin embargo, hay algo sagrado, que no debe nunca poner en entredicho la labor de informar ni convertirse en amenaza para la seguridad del reportero: los periodistas están obligados a contar la verdad, por encima de cualquier otro interés.Este preámbulo tiene relación con lo que ha ocurrido con el reportero de CLAVE y Clave Digital en Santiago, Máximo Laureano, quien escribió un texto periodístico en la edición de la pasada semana, dando cuenta de los programas, periodistas y otras personas que reciben dinero mensual de la Alcaldía de Santiago, como pago por publicidad, legítima y no legítima, en donde se evidencia el control que mantiene el actual alcalde José Enrique Sued de los medios de comunicación de la provincia por vía de la promoción pagada, necesaria o no, del cabildo.
Luego de publicado el reportaje, que apareció en la página 4 bajo el título “Cuidar imagen de Sued vale 6.7 millones al mes”, se ha desatado una verdadera cacería contra Máximo Laureano, de parte de algunos de sus propios colegas que aparecen en la lista, aduciendo que nuestro reportero rompe el pacto, especie de omertad, entre los periodistas.
Estos periodistas, los que reciben alguna paga de la alcaldía de Santiago sin ejercer a cambio ninguna labor, que no son todos en la lista publicada, quieren confundir lo que debe ser la legítima solidaridad entre colegas con una especie de complicidad que busca esconder lo mal hecho. Los que sí llevan a cabo una labor justificada o tienen contratos de publicidad con la debida transparencia, no deben sentirse ofendidos ni tienen nada que esconder. Quien nada debe, nada teme.Pero ¿Cómo justificar el pago de publicidad a programas que no están en el aire? ¿Qué anuncia la Alcaldía de Santiago? ¿Qué necesidad tiene el alcalde de Santiago de dedicar casi 7 millones de pesos mensuales a promoción? ¿Cómo puede negar el alcalde que está destinando el dinero público para la compra de silencio y aprobación en los medios de comunicación o para garantizarse un trato especial de parte de medios y periodistas?Máximo Laureano, reportero de Clave y Clave Digital, merece todo el respeto de sus colegas y de la ciudadanía, por decir con datos, nombres y apellidos, los programas y periodistas que han hecho negocio con el alcalde. Algunos negocios son legítimos y otros no se sustentan, como puede observarse en la lista que publicó el semanario CLAVE la pasada semana.Si Máximo Laureano ha faltado el respeto a alguien, que sea sometido por difamación y con los procedimientos de ley, pero que no haya inventos que desnaturalizan el trabajo periodístico ni agresiones físicas, que no son parte de los métodos de discusión o debate democrático. Máximo Laureano no está solo; eso deben tenerlo muy claro quienes pretenden descalificar su trabajo y lanzar lodo sobre su bien ganada reputación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario