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miércoles, 18 de mayo de 2022

Parque Nacional Estero Balsa en República Dominicana, un verdadero tesoro de la naturaleza

Foto: Corredor Biológico en el Caribe.

(Con información del Corredor Biológico en el Caribe)

Localizados en el noroeste de la República Dominicana, en la provincia de Montecristi, los manglares del Parque Nacional Estero Balsa son los más extensos de la nación dominicana y en ellos los visitantes pueden observar centenares de aves acuáticas, como flamenco, cucharetas y garzas.

El área protegida, que se extiende a lo largo de unos 17 Km de costa en dirección norte-sur, cubriendo una superficie de 81 km²,  engloba una zona de humedales con lagunas y manglares que se encuentra en la bahía de Manzanillo. Los límites de su zona costera comienzan en la desembocadura del rio Yaque de Norte y termina en los alrededores del pueblo Pepillo Salcedo.

La visita al área protegida se realiza fundamentalmente por mar, aunque también es posible observar parte de los humedales por tierra. Los manglares del Parque Nacional Estero Balsa son los más extensos de la República Dominicana y en ellos los visitantes pueden observar centenares de aves acuáticas, como flamenco, cucharetas y garzas.

Desde estos lares, es posible observar cómo se alza majestuoso, sobre las verdes copas de los mangles rojos con los primeros rayos del sol, el Morro de Montecristi, un lugar que atesora una imprescindible página en la historia de Cuba: desde ese pueblo, el 25 de marzo de 1985, José Martí pediría a sus compatriotas «su brazo”, sustentando la necesidad de crear una patria «con la libertad del pensamiento, la equidad de las costumbres, y la paz del trabajo», llamando a la guerra de liberación de España, luego de más de tres siglos de régimen colonial.

Durante una expedición del Corredor Biológico en el Caribe (CBC) al Parque Nacional Estero Balsa —cuyo objetivo era documentar el hábitat del Manatí Antillano y tratar de hallarlos—, sus protagonistas narraron cómo, vista desde la embarcación, «la imagen del Morro y este mundo de mangles demuestra claramente la conexión entre los ecosistemas; un corredor altitudinal que conecta la montaña con el humedal, y a este, con las playas y costas aledañas al legendario pueblo.

Los niveles más altos de este tipo de bosque, son resguardos para muchas especies de anfibios, aves, insectos y reptiles. Los niveles más cercanos a la superficie del mar, en cambio, para invertebrados y peces con valor comercial; un vivero de importante valor para la gente.

Los servicios que ofrecen (que pasan mayormente desapercibidos para la mayoría), son aún más. Protegen las costas de las tormentas tropicales, de los grandes oleajes y de la crecida del mar; desaceleran los efectos del cambio climático, capturando importantes cantidades de CO2 de la atmósfera; filtran las aguas negras en las zonas costeras, captan sedimentos de los ríos y sal del mar, y ofrecen un alto nivel de oxígeno; tienen varios usos medicinales, además de un gran atractivo  ecoturístico.

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