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| Eusebio Leal Spengler. |
Periodista cubana.
No estaba segura de si sería capaz de escribir estas líneas...cada letra me duele y no estoy realmente en condiciones para tales desgarros emocionales. Pero si no escribo, no podré liberar estos sentimientos y quizás sea peor.
Leal ha sido parte de mi vida incluso antes de tener plena conciencia de su importancia. Y es que "El Historiador de La Habana" ha sido una figura permanente para los cubanos, ya fuera desde su programa Andar La Habana, como desde las innumerables ocasiones en que participó, con su maravillosa oratoria, de eventos públicos que lo hicieron cercano incluso para los que vivíamos en otras provincias.
Luego me tocó estudiar, y después trabajar, y vivir en la capital. Y me llegó el momento de recorrer la ciudad que Leal me hizo conocer a través de su programa, y amar a través de sus ojos.
Soy de las que ama perderse en las calles de La Habana Vieja en mis tiempos libres...y esos paseos solo han sido disfrutables gracias a la inconmensurable obra de Leal en la celosísima conservación y restauración de esta añeja ciudad. La obra de su vida obtuvo el mayor reconocimiento posible cuando La Habana fue declarada primero Patrimonio de la Humanidad, y luego Ciudad Maravilla.
Un día supe la historia del joven empeñado en salvarla, y de cómo dedicó su vida a cumplir ese mandato del alma que lo impulsaba a proteger cada edificio, cada espacio, cada tradición. Y entonces empecé a amarlo, a venerar su vocación de entregarse pleno a La Habana y ser su ángel guardián y amante fiel.
A Leal no se le pueden dedicar otras palabras que no sean las del agradecimiento más absoluto. Su partida nos deja una herida que nunca dejará de doler, y hasta los edificios de la ciudad llorarán su ausencia a partir de hoy.
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