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La aeronave es sorprendente. Es capaz de subir a la altitud del Monte Everest, casi 9.000 metros (29.500 pies), durante el día para conseguir más luz solar |
Fuente, http://www.traveltradecaribbean.es/
Servicio de TTC.- En el momento en que usted lee estas líneas, un avión quizá esté volando aún sobre el Océano Pacífico sin gasolina. Acostumbrado a los grandes avances de la tecnología quizá no le sorprenda saber que esa nave se está moviendo gracias a la luz solar.
Pero sí encontrará cierta satisfacción si imagina que tal vez en un futuro cercano usted, como turista, pueda pagar un pasaje mucho más bajo que los actuales para llegar a un remoto lugar del mundo por estar influidos por los precios del petróleo.
Tal aeronave ya está en el aire, aunque aún se encuentra en un período de prueba que busca infalibilidad, especialmente la relacionada con la seguridad. Ese avión hoy muy ligero y con capacidad para solo dos pilotos, con su todavía peligroso viaje mágico y algo misterioso podría establecer el camino financiero para que la industria turística internacional, también el Caribe, favorezca a sus clientes con pasajes más baratos.
Los responsables de tal esperanza son los pilotos suizos Andre Boschberg, y Bertrand Piccard, quienes arribaron con su avión solar al Aeropuerto Internacional de Chongqing Jiangbei en la municipalidad de Chongqing en el suroeste de China. Borschberg dijo al llegar que estaba entusiasmado con el vuelo del Solar Impulse 2 que en ese momento iba a emprender desde China a Hawai, un tramo muy largo sin usar una gota de combustible.
Borschberg, de 62 años de edad trata de darle la vuelta al mundo. En el momento de escribirse estas líneas esperaba a que mejorara el tiempo sobre el Océano Pacífico para volar sobre este durante cinco días y cinco noches con el avión, que cuenta para operar con más de 17.000 células solares en sus alas para alimentar sus motores y recargar sus baterías para el vuelo nocturno.
En marzo pasado, el Solar Impulse 2 partió de Abu Dhabi para “tocar” Omán, India y Myanmar. Borschberg y Piccard, se turnan volando el avión suizo de monoplazas y así lo seguirán haciendo en su viaje mundial de cinco meses para promover el uso de energías renovables.
Los 8.175 kilómetros de vuelo desde Nanjing, en el este de China a Hawai será, o es ya, el séptimo de 12 vuelos. Ninguno de los tramos anteriores eran de más de 20 horas, pero el de China –Hawai debe tener un tiempo aproximado de vuelo de 120 horas. La etapa “es muy difícil en el sentido de que no solemos volar sobre los océanos”, dijo Borschberg.
La aeronave es sorprendente.Es capaz de subir a la altitud del Monte Everest, casi 9.000 metros (29.500 pies), durante el día para conseguir más luz solar, recargar las baterías y almacenar más energía. Por la noche, el avión vuela bajo, un mínimo de 1.000 metros (3.000 pies), con sus baterías. Sobre el océano, los pilotos experimentarán temperaturas que oscilarán entre 35 grados Celsius de día a menos 20 grados centígrados en la noche.
Por el momento ni usted ni yo podremos viajar. La cabina es demasiado pequeña. Pero si pudiéramos tripularlo necesitaríamos unas vacaciones largas. El viaje para un avión de pasajeros normal, digamos un jet de aerolínea, entre China y Hawai tomaría solo 12 horas. Más modesto, el Solar Impulse 2, de 5.000 libras impulsado nada más que por la luz del sol, necesitaría cinco días.
Los pilotos actuales tienen que hacer su aporte a la ciencia en sacrificios.
Para acostumbrarse a las condiciones de hacinamiento de la pequeña cabina han pasado largos períodos en un simulador. Usan incluso la meditación, los ejercicios de respiración, el yoga y todo lo que puede llegar a mantener sus cuerpos y mentes activos y sentirse lo más frescos posible.
Piccard y Borschberg duermen en sus viajes prolongados, 20 minutos de una vez por de seis a ocho veces al día. El avión realizó su primer vuelo de prueba en diciembre de 2009. En julio de 2010 desarrolló un vuelo de 26 horas.
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