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lunes, 9 de agosto de 2021

“No pude estar en ese momento, de que mi hija la estaban quemando”, se lamenta padre de joven calcinada

Kenia Martínez Lara, acusada de asesinar a su hija, mientras era conducida luego del juez dictarle un año de prisión preventiva.

Pedro García Zalazar tilda de “sicópata” a la madre de la fallecida, acusada del crimen

Diario Libre

Pedro Julio García Zalazar, padre de Stephanie García, la joven de 22 años que murió calcinada dentro de su apartamento en Santo Domingo Este, está devastado, no solo por la tragedia, sino porque, según la acusación, la autora material del suceso fue Kenia Martínez Lara, su expareja y madre de la joven, hecho acontecido la madrugada del tres de este mes.

“¿Por qué la madre, la criminal, la sicópata, dice que no fue ella, si ella estuvo conmigo en el lugar del hecho?”, indica García Zalazar sobre su exmujer, de quien hace más de 20 años que se separó. “Yo lo que quiero es justicia por la muerte de mi hija”.

Este domingo la Oficina de Atención Permanente de la provincia Santo Domingo dictó un año de prisión preventiva contra Martínez Lara, como medida de coerción, luego de que ésta supuestamente confesara haber sido quien cometió el crimen en el apartamento 2B de un edificio ubicado en la calle Club de Leones del sector Arma Rosa II, en el municipio Santo Domingo Este.

“No pude estar en ese momento, de que mi hija la estaban quemando. Tengo mucha impotencia”, expresó el hombre a Diario Libre.

Una de las razones por las que testificó contra su expareja frente al juez de Atención Permanente, fue porque ella le jugó el papel de no saber nada al respecto: “Cuándo ella llegó, ella llegó gritando, y entonces, lo que hizo fue que se puso a buscan junto conmigo el cuerpo de la niña (su nieta), porque el cuerpo de Stephanie ya nosotros lo estamos mirando (calcinado)”, relató el padre.

Stephanie estaba con su hija recién nacida de 18 días y su madre fue a ayudarla con los quehaceres del hogar, por lo que García Zalazar desconoce el motivo de la presunta discusión que se dio entre ellas, y expresa que la relación entre madre e hija era “más o menos ahí, ni bien ni mal”.

García Zalazar pidió a las autoridades investigar a una persona que se mudó del departamento un día después del hecho. “Quiero justicia por mi hija, exijo justicia”, recalcó.

Supuestamente admitió el hecho

La imputada supuestamente le confesó a su madre, Virginia Lara, que escondió a la nieta, porque lo la señora la convenció de que llevara a la niña al destacamento de Felicidad, en Los Mina, lo cual hizo y en ese momento fue apresada.

Según la acusación del Ministerio Público, Virginia Lara reconoció que era su hija la que cargaba la niña en un video de la cámara de seguridad cercano al departamento.

Fue en ese momento que la mujer alegadamente admitió el hecho y quedó detenida por las autoridades. Días después fue enviada a Najayo Mujeres por el juez Bernardo Colin.

El abogado de la imputada, Engel Amparo, quien es un defensor público, dijo que van a esperar que le notifiquen la resolución para analizar la decisión del juez Colin.

En ese sentido, al ser cuestionado sobre la supuesta confesión de su defendida, señaló que como defensa técnica no podía hablar de la integridad de las declaraciones de Martínez Lara.

Psicólogo organizacional: es un caso de estudio

Noel de la Rosa, psicólogo Organizacional y Social, expresó que la violencia o las muertes por violencia forman parte del contexto en el que se produce el hecho y que estas son la expresión de una sociedad que cada vez se deteriora más.

Las características del crimen definen al autor del mismo y a las posibles razones, o sea al asesino y sus motivos. Los medios de comunicación hablan de una supuesta discusión, de una sustancia para inmovilizar a la víctima, mientras que las evidencias hablan de calcinación y la autopsia revela traumatismo, y que la joven fue torturada antes de morir. Por otro lado, le arrebataron la vida en el momento de mayor plenitud para una verdadera madre.

“Una mujer que le ponga fin a la vida de su propia hija, torturándola, incinerando su cuerpo, sustrayendo a su nieta recién nacida y luego presentándose a la escena del crimen, sin ninguna expresión de remordimiento, de dolor, no tiene los méritos para ser denominada madre”, indicó de la Rosa.

Sin embargo, relata que, en vez de juzgarla, su posición es estudiar el caso, por lo que considera que hay que esperar que las investigaciones arrojen más información, que se hagan estudios psicológicos y psiquiátricos que aclaren las condiciones mentales de la acusada.

“Lo cierto es que el odio estuvo presente, la frialdad, falta de empatía y la ausencia de un vínculo madre/hija. Es muy obvio que el vínculo afectivo y emocional nunca se construyó entre madre e hija. Esa fuerza que hace que una mujer se convierta en una madre protectora nunca estuvo presente en esta relación”, sostuvo el profesional de la conducta.

De la Rosa entiende que no es correcto “vestir de trastornos cada evento trágico que se produce en la sociedad, pero el perfil de este caso no deja espacio para otra hipótesis, por lo menos, en ese momento se hizo presente algún tipo de alteración mental, aunque sea momentánea, vinculada a la historia de la asesina y su relación con la propia víctima”.


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