Por Caba Ramos Domingo
El famoso «profeta» TB Joshua, sale de su natal Nigeria, donde las enfermedades y la extrema pobreza campean por sus fueros, a curar enfermos de manera milagrosa en países mucho más desarrollados que el suyo. El culto a este «nuevo Jesucristo», el espectáculo que se montó en nuestro país con motivo de su presencia, siempre con el apoyo del gobierno, así como la ciega fe de que con solo recibir un toque o suave bofetada de este falso profeta, cualquier enfermedad se puede curar, lleva a pensar que a pesar de la modernidad que nos brinda la Internet, el atraso científico y cultural del pueblo dominicano es tal que parece que todavía no hemos superado el oscurantismo propio de la Edad Media. Somos pues, un país archiatrasado, matizado por indiscutibles rasgos medievales.
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