José Manuel Castillo, director Noticias A Tiempo. Whatsapp: 8098160105, josemlct11@hotmail.com. Santiago, República Dominicana.

jueves, 21 de julio de 2016

Burla y provocación

Cómo es posible que un regidor de la que llamamos Ciudad Corazón gane 130 mil pesos mensuales y ahora pretenda aumentarse a 210 mil, y que el sueldo del nuevo alcalde se eleve a 450 mil pesos, a partir del presupuesto municipal del 2017.

Tomado del editorial de Periódico Camino

La ambición de conseguir dinero a costa de los fondos públicos, unida al afán de poder están volviendo triza la imagen de muchos políticos dominicanos.

Es que sólo piensan en sus intereses particulares, aunque a su lado vean a hijos de esta patria amada viviendo en condiciones de extrema pobreza, mientras van haciendo del erario una piñata.

Esto explica la decisión de los regidores de la Alcaldía de Santiago, y de otros pueblos, quienes han decidido aprobarse un aumento de sueldo escandaloso y provocativo.

Cómo es posible que un regidor de la que llamamos Ciudad Corazón gane 130 mil pesos mensuales y ahora pretenda aumentarse a 210 mil, y que el sueldo del nuevo alcalde se eleve a 450 mil pesos, a partir del presupuesto municipal del 2017.

Esta decisión es un acto de violencia contra una población carente de seguridad ciudadana y huérfana de servicios básicos eficientes.

Las instituciones estatales no pueden continuar dando el mal ejemplo de un despilfarro abusivo, mientras hay miles de familias que viven en una austeridad obligada y eterna. Hay que ponerle freno a estas acciones antipatrióticas.

Creemos que Santiago, y otros pueblos donde se está dando esta situación merecen respeto. No podemos seguir indiferentes, viendo el aumento de sueldos entre los miembros de algunas alcaldías haciendo un festival con el dinero del pueblo. Ellos están haciendo suyo el refrán que dice: A lo que nada nos cuesta, hagámoslo fiesta.

¿Hacia dónde fue a dormir la vocación de servicio de nuestros políticos, y las promesas electorales de que lucharían por las comunidades?

La sociedad dominicana merece un desagravio frente a este desatino.

Y la mejor forma de hacerlo es echando hacia atrás este aumento ­salarial, y de ahora en adelante pensar más en el bien común. Solo así ­construiremos la Patria que soñaron nuestros libertadores.

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