José Alfredo
EspinalCaribbean Digital
SANTIAGO, República Dominicana./ El aún presidente de la República, Leonel Fernández, un hombre bastante adulto e inteligente, no acaba de entender que un discurso de rendición de cuentas en la Asamblea Nacional no debe basarse en pretender justificar ante el país sus desaciertos a un pasado gobierno, ocho años después de haber asumido el compromiso de cambiar los destinos de la nación.
No se trata de hablar al pueblo dominicano lo que se hizo antes de asumir la Presidencia de la República, sino de explicar cual ha sido su informe de trabajo durante dos periodo consecutivos administrando la cosa pública.
Convertir a la ciudad de Santo Domingo en un Nueva York Chiquito y mantener en el olvido a las demás ciudades del país no debería ser un logro para ningún presidente de una nación.
Culpar todavía a quien le antecedió en el poder gubernamental de los problemas del país ocho años después y guardar silencio de las denuncias de corrupción administrativa, de la que ha sido objeto su gobierno, la inseguridad ciudadana, la crisis económica, el desempleo y la poca inversión en educación y salud constituye una irresponsabilidad.
Los desaciertos que hubo en los cuatro años del gobierno del ex presidente Hipólito Mejía ya el pueblo lo conoce hace rato, como también está al tanto de las mismas torpezas que durante ocho años consecutivos ha tenido la presente gestión del presidente Leonel Fernández.
Aquí cada dominicano sacará sus propias conclusiones sin tener que escuchar las mismas justificaciones de quien ha sido durante los últimos 15 años juez y parte del éxito y el fracaso de la administración pública.
No hay comentarios:
Publicar un comentario